Me contrataron como cuidadora de una anciana, pero algo extraño le sucede por las noches.
— Dios mío, otra vez grita. Ya es la tercera noche… — Tranquila, querida, tranquila. Nos escucharán. El viejo apartamento me recibió con un aroma a lavanda y antigüedades. Un auténtico museo de la era soviética: alfombras en las paredes, cristalería en la vitrina y fotografías, muchas fotografías. Para ser sincera, me sentí un poco … Read more