Me casé con el amigo de mi padre — en nuestra noche de bodas, me confesó: “Lo siento. Debería habértelo dicho antes.”
A mis 39 años, había tenido varias relaciones largas, pero ninguna había llegado a sentirse como “la indicada”. Ya estaba perdiendo la esperanza en el amor cuando un día, Steve, un viejo amigo de mi padre, vino de visita.
Steve tenía 48 años, casi una década más que yo. Sin embargo, desde el instante en que nuestras miradas se cruzaron en la casa de mis padres, sentí una calidez y una conexión inesperada.
Comenzamos a salir, y mi padre no podía estar más feliz al imaginar a Steve como su futuro yerno. Solo seis meses después, Steve me propuso matrimonio. Organizamos una boda pequeña, pero hermosa. Yo lucía el vestido blanco con el que siempre había soñado y me sentía la mujer más feliz del mundo.
Esa noche, después de todos los abrazos y felicitaciones, por fin tuvimos un momento a solas. Ahora vivíamos en la casa de Steve, que pronto sería nuestro hogar juntos. Aún me resultaba extraña, con habitaciones que no conocía del todo.
Entré al baño para cambiarme por algo más cómodo, con el corazón lleno de ilusión. Pero al regresar al dormitorio, me encontré con una escena que me dejó helada.
Steve estaba sentado al borde de la cama, hablando en voz baja… pero no había nadie más en la habitación.
“¿Steve?” susurré, confundida. Él se giró lentamente, y sus ojos, llenos de una expresión que no podía descifrar, se encontraron con los míos.
“Amber, lo siento,” dijo con voz temblorosa. “Debería habértelo contado antes. Hay algo sobre mí que necesitas saber.”
Mi corazón se paralizó mientras escuchaba sus palabras.
Entonces, Steve confesó algo que me dejó en shock: no era realmente él. Su verdadero nombre era Mark, y había estado viviendo bajo una identidad falsa. La verdad era aún más aterradora: Steve, el hombre que yo había creído conocer y amar, estaba muerto desde hacía años. Mark había asumido su identidad para acercarse a mi familia y llevar a cabo un plan mucho más siniestro.
El verdadero Steve había desaparecido hace tiempo, y Mark había estado manipulando todo desde el principio. Había ganado nuestra confianza, incluido el amor de mi padre, para cumplir sus propios fines.
En ese momento, mi mundo entero se derrumbó. Todo lo que creía cierto sobre mi vida y mi relación se desmoronó frente a mí, dejando solo preguntas, traición y miedo.