Dejé que una mujer sin techo se alojara en mi garaje, pero cierto día entré sin avisar y me quedé completamente pasmado al contemplar lo que estaba haciendo.
En cuanto a posesiones materiales, jamás me había faltado nada: una extensa finca, coches de ensueño y más dinero del que podría gastar en varias vidas. Sin embargo, cada uno de esos lujos era incapaz de llenar el inmenso vacío que sentía por dentro. A mis sesenta años, nunca había formado una familia. Las mujeres … Read more